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Qué es el mutismo selectivo

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Explicanos detalladamente qué es el mutismo selectivo

El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por la incapacidad persistente de un niño para hablar en situaciones sociales específicas donde se espera que hable (como en la escuela), a pesar de que sí puede hacerlo en otras situaciones (como en casa con la familia).

Este trastorno no es un signo de timidez extrema o de terquedad. Es una manifestación de la ansiedad social intensa que se experimenta en entornos donde el niño se siente observado o evaluado. En lugar de negarse a hablar, el niño se paraliza por el miedo y no puede emitir ni una sola palabra. La falta de comunicación no es una elección consciente, sino una respuesta involuntaria al miedo.

Síntomas y características principales

El mutismo selectivo se diagnostica si un niño cumple los siguientes criterios, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5):

Silencio persistente: El niño no habla en situaciones sociales específicas (por ejemplo, en la escuela, con maestros, con otros niños o con personas que no sean de su círculo familiar más cercano).

El niño puede hablar en otras situaciones: Es crucial que el niño sí hable con fluidez en al menos un entorno (generalmente en casa con sus familiares directos).

Interferencia en la vida diaria: La falta de habla interfiere significativamente en el rendimiento escolar, la comunicación social o la vida diaria.

Duración de al menos un mes: El mutismo selectivo debe durar al menos un mes (no se incluyen los primeros meses en la escuela, donde la timidez inicial es común).

No se debe a otras afecciones: La falta de habla no es el resultado de un trastorno de la comunicación (como la tartamudez), un trastorno del espectro autista o cualquier otra condición médica.

Causas y factores de riesgo

Las causas del mutismo selectivo son complejas y multifactoriales, pero se centran en gran medida en la ansiedad social.

Temperamento ansioso: Muchos niños con mutismo selectivo tienen un temperamento innatamente ansioso y son más propensos a la inhibición social.

Factores genéticos: A menudo, hay un historial familiar de trastornos de ansiedad, lo que sugiere una predisposición genética.

Ambiente y experiencias: La exposición a situaciones sociales que causan estrés o la falta de oportunidades para practicar habilidades sociales pueden contribuir al desarrollo del trastorno.

Condiciones coexistentes: Es común que el mutismo selectivo coexista con otros trastornos de ansiedad, como el Trastorno de Ansiedad Social o el Trastorno de Ansiedad Generalizada.

Tratamiento del mutismo selectivo

El mutismo selectivo es un trastorno tratable, y el objetivo principal es reducir la ansiedad subyacente para que el niño pueda comenzar a hablar y sentirse más cómodo en entornos sociales. El tratamiento más efectivo es una combinación de psicoterapia y, en algunos casos, una intervención en el entorno escolar.

1. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La TCC es el tratamiento de elección. Se centra en:

Exposición gradual: Esta es la parte más importante del tratamiento. Consiste en exponer al niño a situaciones de habla de manera progresiva y con bajo riesgo. Por ejemplo, el terapeuta puede comenzar jugando con el niño en casa, donde se siente cómodo, y luego extender la sesión a un lugar menos familiar, introduciendo gradualmente a otras personas.

Reforzamiento positivo: Se utiliza para recompensar los intentos del niño de comunicarse, ya sean gestos, susurros o palabras completas.

Desvanecimiento del estímulo: Una técnica que implica introducir gradualmente a una nueva persona en una conversación que el niño ya está teniendo con alguien con quien se siente cómodo. Por ejemplo, la madre habla con el niño y un compañero de clase se acerca poco a poco hasta unirse a la conversación.

2. Intervención en la escuela

Dado que el mutismo selectivo se manifiesta principalmente en el entorno escolar, es crucial que los maestros y el personal escolar se involucren en el tratamiento.

Colaboración con el terapeuta: Los educadores deben seguir las estrategias recomendadas por el terapeuta, como crear un ambiente de bajo estrés para el niño y usar el refuerzo positivo.

Estrategias de comunicación no verbal: Alentar al niño a comunicarse de otras maneras (como señalar, escribir o usar gestos) para que se sienta incluido en las actividades escolares.

No presionar al niño: Es fundamental no presionar al niño para que hable, ya que esto aumenta la ansiedad y refuerza el problema.

3. Medicación

En algunos casos, si el mutismo selectivo es severo y no responde a la terapia, un médico puede considerar el uso de medicamentos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que se utilizan para tratar la ansiedad. La medicación generalmente se usa como un complemento a la terapia.

Con un diagnóstico y tratamiento temprano y consistente, muchos niños con mutismo selectivo logran superar su ansiedad y desarrollar las habilidades de comunicación necesarias para funcionar plenamente en todos los aspectos de su vida.

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